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¿Mantienes rutinas que sofocan tu creatividad? ¿Guardas espacio en tu vida para la experimentación? ¿Te guías por el miedo a tus limitaciones o por la confianza en tu potencial de ser? ¿Cultivas una mente abierta a las diferentes maneras que existen de observar una situación? ¿Sientes confianza como para encontrar y exponer nuevas alternativas? ¿Sueles animarte a llevar a la práctica tus ideas renovadoras? ¿Te animas a diversificar?
Ser creativos significa ir más allá de lo que conocemos, encontrar un nuevo enfoque que facilite la visión de respuestas alternativas. Pero ese ir más allá supone adentrarnos en el territorio de la incertidumbre en contrapartida con la seguridad que nos aporta lo conocido y lo habitual. Podemos llegar a bloquear el flujo creativo en función, entre otras muchas razones, de la necesidad de control, del temor a los errores, de la obsesión por mantener una imagen y no salirnos del marco de lo que piensan los demás, del miedo a la soledad, de la atracción por la comodidad o el deseo de aceptación. Pero también podemos cultivar, en la vida cotidiana, algunas actitudes que nos ayudarán a encontrar comprensiones novedosas de la realidad:
Atrevernos a alejarnos de lo conocido para promover cuestionamientos e incrementar nuestros grados de libertad de respuesta. Reservar siempre un espacio para la apertura creativa significa cultivar la curiosidad y la flexibilidad. ¿Qué diferencia hay entre lo que creo que debo hacer, lo que siento que debo hacer y lo que deseo hacer? ¿Qué haría si no creyera que es imposible? ¿Y sí…? ¿Qué plan de acción abarca más posibilidades?
Propiciar ratos de soledad que faciliten el análisis introspectivo e impliquen una cierta inacción, tiempo para sentir y pensar otras cosas que no estén relacionadas con las rutinas cotidianas. Tiempo para la ensoñación, para emprender incursiones en lo irracional, para imaginar, tratando de dejar que la mente vague hacia cualquier rumbo, sin imponerle limitaciones ni un orden determinado.
Cultivar una actitud positiva frente a los supuestos errores y fracasos. Algunas de las alfombras mas finas que se fabrican en el mundo provienen de pequeñas poblaciones de Oriente Medio. Se cuenta que cada una de ellas esta hecha a mano por grupos de personas bajo la dirección de un maestro tejedor. Como los artesanos de alfombras normalmente trabajan viendo el reverso de la pieza, no es raro que alguno cometa un error y entreteja un color que no corresponda al diseño. Cuando ocurre esto, el maestro no ordena desbaratar la trama, sino que busca la manera de armonizar el error con el resto de la pieza. Esta anécdota puede servirnos de lección: Es posible aprovechar las dificultades que se presentan inesperadamente entretejiéndolas creativa y ventajosamente en la trama de nuestra vida.
Ante el miedo a la soledad creativa conviene recordar que en los momentos creativos individualidad y totalidad parecen darse la mano amigablemente. Cuando en medio del caos todo se ordena bajo una nueva luz y fluimos sin obstáculos, paradójicamente, nos unimos al momento presente sintiéndonos parte indivisible del todo que conforma ese instante, pero a la vez establecemos contacto con lo más auténtico en nosotros y experimentamos nuestra vivencia como algo único.
Una clave para no postergar el desarrollo de nuestra capacidad inventiva reside en recordar que siempre se puede ser creativo con el material que se tiene entre manos, es decir, crear con los elementos que nuestra vida nos presenta, aquí y ahora. Recuperamos la frescura de lo cotidiano cuando anulamos algunos controles y damos salida a expresiones que proceden de lo más profundo en nosotros. ¿Qué cosas te gustaría hacer y no te lo permites? ¿A quién sirven estas reglas? Se trata de cultivar el optimismo, la confianza y el pensamiento esperanzado en que la respuesta se encuentra en nosotros y podemos dar con ella.
Finalmente hay que pasar del dicho al hecho, asumir la responsabilidad de convertir en acción las nuevas ideas para obtener nuevos resultados. Y para no demorarnos en este paso suele ser útil ponerse a trabajar en algún detalle del proyecto. Comenzar con un párrafo, un compás, una conexión o una actividad que ya se tiene en mente y que se puede elaborar hasta que quede a satisfacción. Para cuando esa pequeña parte esté ya hecha, habrá salido a relucir otra más en la cual trabajar y empalmar con la anterior.
A cada momento tenemos la oportunidad de ser creativos si somos capaces de abandonar los prejuicios, los hábitos mecánicos, el aislamiento, y las imágenes cristalizadas del yo, del mundo y del pasado. De ese modo ponemos en marcha la posibilidad de una percepción distinta que nos pone en contacto con la fuente creadora que expande el universo. Nos permitimos adquirir mayor grado de libertad de pensamiento, sentimiento y acción, paso previo para encontrar nuevos rumbos en los que sentirnos más plenos, auténticos y autorrealizados.