"Entérate de lo que eres y sé lo que eres." (Pindaro)

¿Te sientes estancado en algún aspecto de tu vida?

¿Buscas orientación para superar una crisis personal?

¿Has perdido el entusiasmo y la motivación? ¿Hay emociones que no sabes gestionar?

¿Tienes sueños postergados que quieres hacer realidad?

¿Quieres mejorar tus relaciones? ¿Sentirte más libre? ¿Desarrollar todo tu potencial?

"Lo que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido en él." (Paulo Coelho)

"O bien te apegas a tus pensamientos o bien indagas en ellos. No hay otra opción." (Byron Katie)

"Siempre estamos intentando tender un puente entre lo que es y lo debería ser, con lo que propiciamos un estado permanente de contradicción y de conflicto en el que perdemos todas nuestras energías" (Krishnamurti)

"La acción es el fuego purificador de la visión." (Carlos Castaneda)

"Por encima de todo quiero ver las cosas de otra manera." (Un Curso de Milagros)

"Los necios niegan lo que ven, no lo que piensan; los sabios niegan lo que piensan, no lo que ven." (Huang-Po)

"A veces tenemos que salirnos del camino para encontrar el sendero correcto." (Talane Miedaner)

"La aceptación consiste en ver ciertas cosas con el corazón en vez de con los ojos." (Orlando A. Battista)

"La física cuántica nos ha llevado a tomar en serio la concepción según la cual el observador es tan esencial a la creación del universo como éste lo es a la creación del observador." (Raymond Ruyer)

"El verdadero viaje del descubrimiento no consiste en buscar nuevos territorios sino en tener nuevos ojos" (Marcel Proust) "No sabemos cómo son las cosas sólo sabemos cómo las observamos o cómo las interpretamos." (Rafael Echeverría)

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Índice de Reflexiones

Sobre cambiar de enfoque

Se cuenta que un rico comerciante, que acostumbraba a organizar competiciones en las que siempre resultaba ganador, alojó en su casa a un sabio sufí. Ese día se esperaban lluvias acompañadas de tormentas, así que el reto consistió en una carrera para ver quien llegaba seco a la meta.

El anfitrión se quedó el caballo más veloz y al sabio sufí le dio por montura un caballo muy lento. El sabio, sin embargo, no dijo palabra y muy pronto comprobó cómo los demás participantes se distanciaban, perdiéndose de vista con el anfitrión a la cabeza. Pero enseguida comenzó a llover intensamente y todos terminaron empapados, a pesar de la velocidad alcanzada por sus monturas. El sabio sufí que se había quedado rezagado, en cuanto comenzó a llover se quitó todas sus ropas, las dobló cuidadosamente y se sentó encima de ellas. Cuando cesó la lluvia, se vistió nuevamente y llegó a la meta completamente seco. Quizás la lluvia no ha caído en todas partes,… ¡qué mala suerte! … si me hubiera quedado con el caballo más lento ahora sería el ganador, … -pensó el dueño de la casa.

Al día siguiente, el tiempo era similar, había riesgo de tormenta, y de nuevo se convocó otra carrera. Esta vez el anfitrión le dio al sufí un caballo rápido y se reservó para sí, el lento. Pronto se puso a llover y el anfitrión se mojó aún más que el día anterior. El sabio, sin embargo, repitió la misma operación y llegó el primero, completamente seco.

Ante la cusiosidad de todos los participantes, el sabio sufí explicó: Ir rápido o lento no era algo que podía controlar, tampoco podía dirigir el curso de la tormenta, pero supe discernir lo que sí estaba en mi mano: mantenerme seco. (Adaptación de un cuento sufí)

Independientemente de las circunstancias podemos hacernos responsables de nuestra manera de pensar, sentir y actuar. Podemos pasar de sentirnos objetos pasivos a sujetos activos con propósitos conscientes que convocarán la energía necesaria para afrontar todo tipo de situaciones.

Con frecuencia tendemos a demorarnos en el área de las preocupaciones, pero es importante enfocar pronto la atención dentro de nuestra zona de influencia, el espacio en el que podemos pasar a la acción desde una posición de responsabilidad. Para realizar con agilidad este cambio de enfoque y hacernos pronto cargo de nuestra experiencia, es útil:

Comenzar aceptando. Aceptar significa reconocer que no tengo control sobre algunos asuntos, pero que sí puedo tener una influencia directa o indirecta sobre otros. Lo que muy a menudo obstaculiza una acción efectiva es optar por la resistencia en vez de por la aceptación. Cuando nos resistimos a lo que es, las emociones emergentes queman nuestra energía. Cuando nos engañamos diciéndonos que si no cambian las personas o las situaciones a nuestro alrededor no podremos sentirnos en paz, promovemos un alto nivel de frustración porque ver afuera, tanto los problemas como las soluciones, nos resta poder de acción.

Darnos cuenta que estamos ante interpretaciones de la realidad. Cada vez que algo nos sucede le buscamos una explicación. Y la mayoría de las veces confundimos esa interpretación particular con los hechos. Además, según la explicación que nos hayamos dado habremos generado un estado emocional que influirá en la elección de nuestras respuestas. Pero no habrán sido los hechos los que nos hayan inclinado a escoger esas respuestas sino nuestras interpretaciones, nuestros juicios, conscientes e inconscientes, sobre los acontecimientos. Dichas creencias sobre cómo deberían ser las cosas nos llevan a comparar y a percibir lo que falta en vez de ver lo que hay. Y esa percepción también nos aleja del presente, el único territorio para la acción.

Hacernos preguntas y dejar que las respuestas aparezcan en nuestro interior. Tú tienes todas las respuestas que necesitas. Escucha con receptividad y confianza:

¿Estoy viviendo una interpretación como si fuera cierta? ¿Cuál es la realidad de esta situación? ¿Tengo la absoluta certeza de que es verdad, lo que estoy creyendo? ¿Cómo vería la situación si no la condenase, si pudiera verla libre de mis juicios negativos sobre ella? ¿Estoy abierto a las diferentes maneras que existen de observar esta situación? ¿Cuántas explicaciones puedo imaginar para este mismo asunto? ¿Se puede afrontar esta cuestión desde diferentes puntos de vista? ¿Mi estado de ánimo en este momento está relacionado con lo obvio o con lo imaginado? ¿A qué acciones me predispone dicho estado de ánimo? ¿Cuáles son mis expectativas? ¿Para qué…? ¿Cuál es mi propósito? ¿Cuáles son mis exigencias con respecto a los demás? ¿Qué le estoy exigiendo a la vida y la vida no me da? ¿En qué quiero tener razón? ¿A qué estoy resistiendo? ¿Es tan importante? ¿Cuáles son las alternativas que tengo en este momento frente a este asunto? ¿Cómo puedo convertir esta situación en una oportunidad de aprendizaje?

Se trata de una actitud de buena voluntad y de apertura para conseguir no estar atados a una única manera de ver las cosas. Es el primer paso para cambiar la percepción de la realidad, clave para un avance espiritual auténtico. A partir de esta actitud podemos clarificar nuestros pensamientos y ubicarnos en una nueva mentalidad que reúna las condiciones necesarias para experimentar la vida con una comprensión más profunda. Todas las acciones quedan determinadas por el nivel de consciencia desde el que se contempla la situación. La realidad nos espera más allá de la historia que nos contamos sobre ella. Y hay una sabiduría interior que busca manifestarse en lo cotidiano. Como decía Horacio, el poeta romano, "Atrévete a ser sabio; ¡ahora! El que pospone la hora de vivir correctamente es como el patán que espera a que el río se seque antes de cruzarlo."