Puedes solicitar aquí una sesión gratuita.
¿Hay un camino que nos permita mantener la paz interior frente a situaciones dolorosas, pasando de victimas a protagonistas de nuestras vidas, siendo conscientes de nuestros sentimientos y manteniendo la coherencia con nuestros valores y principios?
El perdón posibilita un marco de acción en el que el ser humano se recuerda a sí mismo y recuerda la vida que le traspasa y le une a todo lo que existe. Desde esa perspectiva las alternativas de conducta adquieren nuevas dimensiones porque todo asume un nuevo propósito: el de ser un recurso de aprendizaje para tomar conciencia de Ser, aquí y ahora.
¿Qué tipo de perdón es aquel que resulta un camino radicalmente transformador, una oportunidad para acceder a niveles superiores de conciencia y paz interior?
Perdonar es la decisión consciente de abandonar el resentimiento que nos mantiene enganchados a experiencias del pasado y en un sentido muy radical es simplemente permitir que en el presente, en cada instante, todo sea lo que es, incluido uno mismo. Este permiso implica no imponer a las cosas, las situaciones, las personas o nosotros mismos, el disfraz de nuestras proyecciones, nuestras idealizaciones, nuestros juicios, nuestras interpretaciones y nuestros miedos.
Esta actitud personal es un ofrecimiento de mirada inocente, aceptadora y comprensiva que conlleva el deseo y la decisión de mantenerse consciente frente a los desafíos de la vida y trabajar sobre los pensamientos y sentimientos que aparezcan. Implica pasar de evaluar a observar, de etiquetar a reconocer, de estar mentalmente en el asunto del otro y en el pasado a estar presente aquí y ahora, implica finalmente pasar de rechazar la realidad y bloquear nuestra natural forma de ser a aceptar lo que es y permitirnos vivir las experiencias desde nuestra esencia.
¿Sabes amar el presente aceptando que sea lo que es? ¿Te reconoces y reconoces a los demás en su identidad esencial más allá de comportamientos supuestamente erróneos? ¿Has descubierto ya que cada conflicto ilumina una barrera a tu deseo de evolución personal? ¿Sabes profundizar en el rencor o el deseo de venganza tal y con se presentan pero sin actuar según esos impulsos?
Perdonar requiere ser sabiamente humildes, reconociendo nuestra ignorancia, nuestra falta de datos para juzgar objetivamente, nuestra imposibilidad de controlarlo todo. Pero eso no significa aprobar, absolver, justificar comportamientos que han causado sufrimiento, o apoyar valores que se oponen a nuestros principios. Significa ser capaz de dar amor otro ser humano por lo que es en esencia, más allá de sus errores. Recordando que detrás de todo comportamiento hay una intención positiva.
Se parte de la creencia de que uno puede cambiar sus conductas porque puede elegir sus propias respuestas ante cualquier situación, no hay algo fundamentalmente malo en su identidad. Como filosofía de vida, el perdón permite verse y ver a los demás como seres con capacidades aún por desarrollar y descubrir, seres que están haciendo lo mejor que pueden desde sus circunstancias y su conciencia de la situación, en definitiva, desde su grado de madurez.
El perdón implica coraje y responsabilidad. También es necesaria una buena dosis de madurez, autoconocimiento, y confianza en la vida y en la capacidad del ser humano para aprender y renovarse. Porque perdonar no es reprimir, mirar para otro lado, fingir lo que uno no siente u obligarse a sonreír cuando la emoción presente es de un gran enfado. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que aparecen acerca de alguien o algo que nos causó dolor.
Es una actitud, un proceso que aporta consciencia y responsabilidad y va desvaneciendo las ideas que nublan nuestra compresión, permitiéndonos hacernos responsables de nuestros sentimientos más allá de las acciones del otro. Cuando nos hacemos cargo de nuestro dolor, de nuestro asunto aquí y ahora, podemos acceder al sustrato de nuestros verdaderos intereses, preocupaciones y valores. El conflicto, una vez que dejamos de rechazar lo que es, nos permite ir al encuentro de nuestros compromisos profundos.
El perdón es un acto de amor. Es un ofrecimiento de amor incondicional por el reconocimiento del valor de todo más allá de los juicios que uno haga sobre sus acciones. El término en ingles para perdonar (forgive) significa literalmente "dar como antes", es decir, dar como antes de que hubiese ocurrido el daño. También en catalán, se dice perdonar (per-donar, por dar), lo que nos lleva a reflexionar sobre lo que queda por dar, lo que aún no se ha dado.
Cuando estamos presos del resentimiento, hay un bloqueo del corazón, y perdonar nos permite salir de esa cárcel, abrirnos y dar amor. Nos permite ser lo que somos y expandirnos. Perdón es una decisión que permite ver más allá de los límites que nos plantea la personalidad del otro y la propia. El perdón es la aceptación radical del otro como legítimo otro pero ubicándose, paradójicamente, en la esencia más profunda, potencial ilimitado que todo lo aúna.
Perdonar es algo que ocurre naturalmente cuando nos permitimos recordar quienes somos, quienes son los otros, más allá de superficiales sentidos de identidad. Recordar en un sentido etimológico significa volver a pasar por el corazón (re-cordis), y es justamente desde esa perspectiva, desde el corazón, desde donde podemos tener una visión transformadora de la realidad. En cada situación dolorosa hay una necesidad de actualizar aquí y ahora, una forma de amor.
Te invito a que promuevas en tu vida un contexto de pensamientos en los que sea posible el perdón. Comprobarás que al cambiar de mentalidad respecto a la realidad, el perdón es un proceso que se da naturalmente como cuando alalizar un puzzle encuentras las piezas que dan sentido al conjunto y al colocarlas ya todo encaja componiendo una realidad que antes parecía invisible.