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Observa la diferencia entre, contar con uno y con los demás para posibilitar con la mutua interacción un beneficio común, o contar con los demás únicamente para que realicen lo que uno quiere y así intentar controlar la situación más allá de las limitaciones personales.
En el primer caso, se produce una interdependencia y se tiene que partir del respeto y el reconocimiento de los intereses, capacidades y objetivos de cada uno y de la totalidad. En el segundo caso, uno solamente cuenta con lo que él mismo necesita y mira las propias limitaciones, es decir, allí dónde uno no llega. Empieza a enfocar compulsivamente en lo que necesita que hagan los otros para asegurarse el logro del objetivo propio. Es decir, que casi sin querer, uno se olvida de lo que puede contribuir al bien del otro, se olvida de lo que es valioso en él mismo pensando más en sus limitaciones, y comienza a centrarse en lo que deberán darle los demás. Se pone en manos de los otros, se apoya en ellos desde una visión infravalorada de sí mismo, y fomenta una baja autoestima y una percepción de aislamiento e inseguridad. Por eso resulta muy revelador y saludable, dar marcha atrás, invertir esa percepción, y volver a encontrar el centro personal, la experiencia de ser aquí y ahora en conexión con todo, no en mutua dependencia sino en sana interdependencia.
¿Te has contemplado alguna vez formando parte de un todo más grande que tú mismo, integrado en un entramado de elementos únicos pero interdependientes que con su interacción posibilitan una infinita espiral de evolución consciente y creativa?
Es una tesis existencial que crea las condiciones adecuadas para actuar con nuevas actitudes, emociones y posturas vitales:
- Desde esta perspectiva podemos plantearnos que a partir de nuestra interacción con los demás, aquello que sembremos en nuestras relaciones personales acabará volviendo a nosotros, en alguna forma.
- También podemos entender que dar es sinónimo de recibir.
¿Has pensado alguna vez que si estamos integrados en un todo más grande que nosotros mismos, conocer esa totalidad será conocernos en plenitud?
- En este sentido, relacionarte con otra persona será entrar en contacto con una parte aún desconocida de ti mismo, una parte de esa unidad que todos constituimos.
- El antiguo lema: "Conócete a ti mismo" pasa a significar además, que necesitas conocer el mapa del territorio de los demás para reconocer el reino entero que es morada de tu ser esencial y total. Comprendiendo al otro aumentas la comprensión de ti mismo.
- Desde este punto de vista, en tus relaciones con tus semejantes puedes encontrarte o perderte a ti mismo. Lo que rechaces o no quieras reconocer como digno de ser quedará en la sombra de tu conciencia. Reconociendo al otro como diferente en forma pero igual en esencia estarás extendiendo y completando la visión de ti mismo.
¿Concedes a cada pieza de ese enorme puzzle que es la vida la importancia y el lugar que le corresponde como parte insustituible de ese todo integrador?
- Es esencial trabajar para llegar a ser lo que podemos ser, desplegarnos como personas en todo su potencial. Es importante centrarnos en cumplir con nuestro deber, porque si intentamos cumplir con el deber de otro, desde la perspectiva de una relación de ayuda mal entendida, podemos estar obstaculizando el crecimiento propio de esa persona y eso finalmente va en deterioro del núcleo de evolución en el que todos estamos integrados como facetas de un mismo diamante.
- Pensando que formamos parte de un todo mayor que nos unifica y nos otorga sentido más allá de nuestro proyecto personal pero incluyéndolo, será necesario conocer y respetar la diferencia, tal y como en el interior de nuestro cuerpo los pulmones y el hígado, por ejemplo, tienes objetivos y ritmos de funcionamiento distintos pero se necesita su eficaz funcionamiento individual para lograr la salud integral del individuo que los contiene y del que forman parte.
¿Tienes conciencia de que si no te permites ser tu mismo desde tu perspectiva individual, la unidad mayor de la que formas parte no podrá tampoco tomar conciencia de su plenitud? ¿Ves que si te ayudas a ti mismo ayudas a la totalidad? ¿Ves que si ayudas a otro a ser él mismo te ayudas a ti mismo?
- Una genuina relación de ayuda supone ayudar al otro para que sea autónomo y tome conciencia de sus recursos personales a fin de que pueda dar por sí mismo respuestas creativas a los retos con los que se encuentra.
- Si entendemos que nos construimos relacionándonos con los demás, cuidarse implica respetar la forma propia y única de manifestación del ser de cada persona como garantía de la manifestación plena de la vida en su unicidad.
Desde mi labor de coach personal y especialmente en esta época en la que celebramos con el solsticio de invierno y la Navidad, el nacimiento de una nueva luz, te sugiero iluminar tus planteamientos existenciales y probar, jugar, experimentar a mirar la vida y las relaciones desde perspectivas más amplias y niveles de conciencia más elevados porque, como sucede con la visión de las montañas cubiertas de nieve, desde esas ubicaciones es más fácil apreciar la verdadera dimensión de su inmensa belleza. ¡Felices Fiestas!