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Cómo metáfora de la libertad de elegir un enfoque con el que observar la vida, me gusta recordar la experiencia de los físicos cuánticos al tratar de medir las propiedades de las partículas subatómicas. Tales científicos descubrieron que, dependiendo de lo que medían, esas partículas subatómicas a veces se manifestaban en forma de partículas y otras, en forma de ondas. Sólo cuando se tomaba la decisión de ver una partícula, la onda de energía se convertía en una entidad concreta. Y lo que determinaba si presentaba las propiedades de una partícula o de una onda era el tipo de equipo de medición instalado. Los científicos ya no podían considerarse meros observadores sino co-creadores, por su elección de lo que querían ver.
Por otra parte, sabemos que para que algo se nos aparezca como real necesitamos tener un mapa mental que permita su aparición, es decir, una creencia sobre su posible realidad y nuestra capacidad para percibirla. Y además tenemos que elegir verlo porque lo deseamos. Y lo desearemos si lo consideramos valioso, es decir, digno de nuestro amor y nuestra fe. Creamos nuestra experiencia subjetiva de la realidad moviéndonos en niveles de percepción con nuestros pensamientos, creencias, actitudes, deseos y sentimientos.
Imagina que en tu mente hay un mapa, elaborado en base a tus creencias, que te sirve para orientarte. Supone una perspectiva concreta y te guía desde esa visión. Las creencias que configuran el mapa determina tu percepción, tu experiencia de la realidad, porque implican un enfoque y un propósito de búsqueda. Si quieres sentirte bien pero no eres feliz o no estás en paz o el miedo bloquea tus deseos de cambio, mi propuesta es que consideres que quizás tu mapa no te está resultando útil para alcanzar tu objetivo, pero que puedes elaborar otro y descubrir por tu propia experiencia si te resulta más efectivo para encontrar aquello que buscas.
¿Te sientes sólo, aislado, distinto, con dificultades para expresarte con libertad por miedo al rechazo? En este caso quizás te parezca importante obtener aceptación, reconocimiento, respeto y libertad. ¿Te sientes en conflicto, temeroso, con dudas y un continuo miedo a perder lo poco que tienes? Entonces considerarás valioso sentir paz, confianza, certeza y plenitud. Para encontrar todo eso tienes que primero que reconocerlo en tu interior. Si el mundo que buscas ha de ser un territorio en el que reinen todo esos valores, todo ello tienes que estar viéndolo ya al contemplarte a ti mismo porque si no es así no podrás pertenecer a ese mundo del que quieres formar parte. En segundo lugar, y por la misma razón, todo eso tendrás que estar dispuesto a darlo y a recibirlo.
¿Quieres experimentar paz? Incluye en tu mapa valores como la tolerancia, el respeto y una aceptación totalmente abarcadora.
¿Quieres experimentar igualdad? Que no falte en tu mapa la creencia en una esencia que nos hermana universalmente.
¿Te gustaría sentir tu propia valía? Que en tu mapa no haya espacio para ningún enfoque en el que tener suponga un menoscabo para ser.
¿Quieres experimentar abundancia? Que tu mapa abarque perspectivas en la que nada tenga que perder para que tú ganes.
¿Quieres amar y ser amado? Da cabida a las coordenadas de una realidad amorosa en infinita y perfecta expansión.
¿Deseas sentirte feliz? Que el mundo que tu mapa representa sea aquel en el que la esperanza de ser feliz puede ser colmada.
¿Te parece imposible elaborar un mapa así? Abandona los pensamientos limitadores. Que tu mapa incluya la presencia de una inteligencia espiritual en el corazón de todo lo que es, capaz de guiarte desde una visión de unidad y plenitud.
Limpia tu mente de deseos conflictivos, en la quietud de tu espacio interior reconoce lo que profundamente anhelas, conviértelo en tu principal pensamiento y más allá de la forma, contempla cada circunstancia como la posibilidad de encontrar esa experiencia. Quizás todo lo que podemos imaginar está potencialmente presente, esperando a que uno de nosotros realmente lo quiera y crea en la capacidad de ser uno con esa visión. En ese caso nuestra labor consiste en procurar que nuestros pensamientos estén allí dónde queremos estar porque siempre estamos allí dónde están nuestros pensamientos.
¿Con qué mapa voy a orientarme hoy? Uno que recuerdo solía utilizar cuando era niña y que incluye inocencia, confianza, curiosidad y capacidad de asombro, pues quiero ir al encuentro de un tesoro: la alegría de ser. Si nos encontramos en un cruce de caminos me encantará compartir mapas para expandir horizontes. ¡Feliz viaje!