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La luz ilumina y aporta calidez. Pasa lo mismo con algunos pensamientos. Disipan la oscuridad. Nos ayudan a ver claro y a afrontar la vida con el corazón abierto. ¡Necesito una idea brillante! ¡Tengo que aclarar mis sentimientos! ¡A ver si puedo arrojar un poco de luz sobre este asunto! ¡Aún hay demasiados puntos oscuros en nuestra relación! Cuando oigo a mis clientes pronunciar este tipo de frases les animo a cambiar de mentalidad. Y si están de acuerdo comenzamos aceptando que ya hay luz en su interior pero que están manteniendo algunos pensamientos que a modo de pesados obstáculos les impiden tener plena conciencia de esa claridad. En esa tarea vamos repasando y cuestionando pensamientos hasta que solo quedan aquellos que armonizan con ese brillo interno y facilitan su expansión. El objetivo es estar bien con uno mismo sea que se mire hacia dentro o hacia afuera. Y al final solemos comprobar que los pensamientos que facilitan ese sentimiento de paz, son siempre amorosos, es decir, mansos y cálidos y abarcan en su mirada, como en un abrazo, todo lo que contemplan.
¿Qué es importante para ti? ¿Cuán importante lo es? ¿Qué es lo que consideras valioso? ¿Qué es lo que quieres? ¿Para qué quieres hacer esto o aquello…? Busca tu anhelo más profundo más allá de las apariencias. Comprobarás que como intención de fondo siempre aparece un deseo de amar y ser amado, en todas las formas que seas capaz de imaginar esa experiencia. Y observarás también que en los momentos en que reconoces y expandes ese amor te encuentras en paz, como si todo estuviera en su sitio más allá de la forma que esté tomando la situación. Esa vivencia te puede servir de brújula interior. Ese sentido de adecuación puede orientarte a modo de guía interior.
¿Por qué no probar a afrontar la vida desde un pensamiento coherente con esa experiencia amorosa? Puedes vivir desde el miedo o desde el amor. Dado que la percepción implica interpretación y no tienes datos suficientes para hacer un juicio objetivo sobre la vida en toda su amplitud, puedes apostar por creer en el caos lo mismo que puedes creer en un orden perfecto. Los resultados a nivel de percepción serán diferentes. Imagina cómo cambiarían tus relaciones si mantuvieras en el lugar principal de tu mente esta creencia: Todo es digno de ser amado. Te invito a que cada mañana, cuando despiertes, repitas estas palabras: “Abro mi corazón y me uno a la esencia de todo lo que contemplo, en la confianza de que en su verdadera identidad es único y valioso y ha sido creado perfecto dentro de un orden de amor que quiero reconocer.” Todo es digno de ser amado, incluido tú mismo. Es un ejercicio de reconocimiento que nos hermana en la esencia amorosa que asumimos como identidad. Es una tarea de reconciliación. Es una forma de promover respeto y cordialidad. Y estos sentimientos siempre irradian claridad y calidez.
En todo momento podemos elegir enfocar nuestra atención en pensamientos luminosos generadores de esperanza. La luz del sol siempre está ahí aunque en nuestro particular cielo solo estemos percibiendo densas nubes a punto de convertirse en tormenta. ¡Recuérdalo!