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Prosperidad espiritual significa ser capaces de participar totalmente en el momento presente, dejándonos tocar por las impresiones que nos rodean, saboreando y experimentando la riqueza y sutileza de nuestra vida. Eso es estar presente, en el aquí y el ahora, eso es tener una vida plena, y la plenitud es abundancia. Cuando aprendes a pensar desde la abundancia, tu mente genera contextos de prosperidad en los que es posible un total despliegue de tu ser. Prosperidad espiritual es un tipo de riqueza que te permite aspirar a todo pero no necesitar poseer nada.
Si somos capaces de sentirnos parte del espíritu humano y a la vez portadores de todo el potencial que dicho espíritu es capaz de desplegar, podemos sabernos capaces de actualizar cada una de las capacidades que cada ser humano ha desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad, y a la vez ser conscientes de que ese potencial es ilimitado, crece creativamente en cada intento de evolución de la conciencia a través de las acciones humanas.
La Prosperidad espiritual tiene que ver con elección de conversaciones internas, elección de actitudes, elección de estados mentales que nos permitan aterrizar en estados de ánimo positivos, esperanzadores, que nos motivan a la creación de contextos de abundancia. Si te enfocas en el valor del ser humano más allá de las apariencias, aunque ese valor sea invisible a los ojos, se revelará ante ti. El pensamiento crea lo que cree. Cuando te enfocas en lo positivo aparece una conversación nueva en tu mente y cambia tu tono vital, tu estado emocional y con él la predisposición a la acción entusiasta. La vida entonces parece tener un sentido porque te unes a ella en su alegría creativa.
La vida es una constante invitación a concentrarnos en la abundancia, en la regeneración, en la continua transformación de todo lo que existe. ¿Qué creencias te impiden responder a esa propuesta de plenitud?
La vida te invita a tomar conciencia de tu pleno potencial y a encontrar modos de desplegarlo en acciones:
¿Alguna vez has tomado contacto con tu innata sabiduría y capacidad de discernimiento? ¿En que momentos has sido consciente de tu buena voluntad y compasión hacia los demás? ¿Cuándo has sido capaz de sustentarte y sustentar a otros con tus acciones? ¿Estimas tu existencia y valoras la vida en todas sus formas? ¿Apoyas el despliegue de lo mejor de ti mismo? ¿Estás siendo capaz de renovarte en cada experiencia, utilizándolo todo para tu crecimiento y aprendizaje? ¿Eres capaz de ver más allá de juicios y expectativas, participando de la realidad mientras contemplas sus infinitas riquezas?¿Recuerdas haber actuado con valentía, teniendo fe en tu capacidad para enfrentar la vida en todas las condiciones? ¿Celebras con alegría tu existencia y contribuyes a enriquecer las experiencias de los demás? ¿Reconoces tu fortaleza y te sientes capaz de influir en el mundo de muchas y diferentes maneras positivas? ¿Recuerdas y aceptas que puedes ser una inagotable fuente de paz y serenidad? ¿Estás comprometido con tu capacidad de dar y recibir amor?
Un coach personal te ayuda a mirarte y a mirar al mundo desde una visión enfocada en tu posibilidad de ser, aquí y ahora, con consciencia y responsabilidad, tal como fuiste creado, tal como todo fue creado, más allá de la superficial apariencia que ve un enfoque mental limitado. Un coach ve tu semilla de plenitud y te ayuda a encontrar el mejor terreno, la mejor época para sembrarla, cultivarla y posibilitar su florecimiento. Si en estos momentos estas sintiendo un deseo interno de cambio, si escuchas una "llamada" a reconocerte, encontrarte y crecer desde tu ser más auténtico y profundo, como coach personal puedo ayudarte. Tengo herramientas, ideas, confianza y entusiasmo que compartiré contigo para apoyarte en tu camino de desarrollo. Ten fe en la abundancia que hay en tu interior y que sólo espera que le abras cauces para su expresión y expansión.