Puedes solicitar aquí una sesión gratuita.
¿Tiendes a juzgar las circunstancias como difíciles o imposibles de afrontar? ¿Frenas tus acciones con pensamientos de incapacidad? ¿Cuántas veces has visto nuevas posibilidades y las has desechado por temor a equivocarte? ¿Te invaden a menudo sentimientos de frustración e impotencia? ¿Cómo estás valorando lo que tienes? ¿Te parece que no hay salida para tu situación?
Desde mi punto de vista vivir es estar abierto a la experiencia, ser capaz de afrontarlo todo con voluntad de ser, es decir, abrazar la vida a la vez que en ese abrazo permitimos que se expanda nuestro potencial. Pero suele resultar difícil esperar a la vida con los brazos abiertos si creemos que necesitamos defendernos de ella. Resulta más fácil la apertura si pensamos que lo que vamos a encontrar posibilitará el encuentro con nuestra integridad y nuestra amorosa identidad.
Un proceso de coaching implica ir cuestionando algunas interpretaciones vividas como certezas que obstaculizan la acción fluida y efectiva. Como coach personal hoy quiero invitarte a enfocar tu atención en una serie de sencillos pensamientos y actitudes que pueden ayudarte a bajar de la torre mental que te mantiene cautivo. Espero que estas sugerencias te resulten útiles e inspiradoras:
Busca momentos de silencio y quietud y hazte cargo del curso de tus pensamientos. Esta práctica te permitirá tomar conciencia de prejuicios, convencionalismos y toda clase de ideas preconcebidas que oscurecen y distorsionan tu discernimiento. Entrarás en contacto con tu propio “teatro anímico”, con los modelos mentales que repites automáticamente, con los enredos en los que te ves implicado inconscientemente.
Cuando te encuentres sintiendo emociones perturbadoras no discutas con ellas, no las rechaces, acéptalas y hazte alguna de las siguientes preguntas: ¿lo que estoy sintiendo está relacionado con lo obvio o con lo imaginado? ¿lo que estoy pensando tengo la absoluta certeza de que es verdad? ¿lo que estoy sintiendo tiene que ver con un hecho del momento presente o con una interpretación de ese hecho? Responder a estas preguntas te ayudará a tomar conciencia de que quizás estás cautivo de tus juicios y no de las circunstancias.
Discierne más allá de las apariencias. Ve tranquilamente al encuentro de lo que percibes como conflicto; seguramente, encontrarás, aliviado, que esa situación ofrece otra forma de contemplarla. Quizás ya has observado que en ocasiones tu mente parece dividida. Una parte te mantiene encarcelado con pensamientos de culpa e incapacidad. Otra parte te invita a liberarte viendo en lo que te rodea un nuevo propósito. Trata de quitarte de encima el ropaje de tus juicios y ábrete a la posibilidad de mirar la situación pensando que tienes ante ti una oportunidad de aprendizaje. Confía y alguna forma de paz en tu interior te indicará que es lo oportuno para ti, aquí y ahora.
El aferramiento a los puntos de vista es una traba mental. Si estás atrapado en pensamientos dogmáticos prueba a preguntarte: ¿puedo ver mis puntos de vista como lo que son, es decir, ideas, interpretaciones, juicios, opiniones… o me estoy identificando con ellos? ¿Por encima de todo quiero tener razón o quiero sentirme en paz? Recuerda que todos pueden tener algo de razón y que tal vez, nadie la tiene del todo. Recuerda que tu perspectiva es siempre parcial y está condicionada por tus modelos mentales.
La manera en que experimentamos subjetivamente los acontecimientos, nuestras relaciones y nuestro mundo interior viene determinada por nuestras interpretaciones, por la forma en que los contemplemos como observadores y participantes que somos. Aunque te sientas un cansado naufrago la marea de cada nuevo día te trae el material que necesitas únicamente con la condición de que sepas apreciarlo y le permitas convertirse en tu tabla de salvación.
Cultiva la paciencia junto a la perseverancia y la confianza. A veces el resultado que parece producirse en un instante es fruto de comprometerse con pequeñas acciones, paso a paso. Y los resultados que obtienes en cuanto a experimentar paz interior, serenidad, fortaleza, certeza, alegría y entusiasmo por vivir, refuerzan la confianza para seguir por ese camino de transformación.
Si estamos alerta, si escuchamos esa mentalidad en nosotros que nos orienta desde la confianza y la esperanza, en vez de identificarnos con los pensamientos de temor y victimismo, encontraremos los medios que necesitamos para desarrollar nuestra semilla de plenitud. Paso a paso, una primera toma de conciencia, un cuestionamiento, una actitud alternativa, nos permiten avanzar en el camino de nuestra liberación, de nuestra posibilidad de ser, aquí y ahora, desde la paz y la autenticidad.